En las manos del especialista

Con ese aspecto, ya nadie daba algo por ella, trabajaba con sus últimas fuerzas y sin descanso. En esos días llegó alguien nueva, de buen aspecto, elegante que atraía las miradas. Pero a ella, estaban por echarla como una cosa inservible. Ya no era efectiva.

Externamente no se veía bien, si añadimos los años que tenía, era entendible. Internamente, aún luchaba, nadie imaginaba lo que estaba pasando por dentro. Hace unos días, durante una hora, se sometió a un tratamiento interno muy profundo. Fue atendida por varios especialistas que la examinaron cuidadosamente. La labor era extenuante.

Al ver su interior, los especialistas quedaron asustados, ahora entendían el porque de sus pocas fuerzas, del poco brillo, y su aspecto devastador externo. Hoy se había descubierto que el trabajo arduo y continuo, había ocasionado que descuidaramos su interior. Para ser sinceros, a nadie le había interesado que pasaba por dentro con tal que hiciera lo que ella sabía hacer bien. Pero al ver que ya no daba más, un grupo de personas esperanzadas decidió ver su interior.

¿Qué encontraron? Suciedad, basura acumulada durante mucho tiempo. Acaso, ¿a nadie se le había ocurrido que a una lustradora se le debe hacer un mantenimiento constantemente? Es cierto, está viejita y ya la ibamos a echar, pero después de limpiarla durante una hora, revivió. Junto a la nueva lustradora no tenía comparación, pero después de esa limpieza profunda, se paseaba esplendorosamente por el piso, sacando brillo como si fuera nueva. ¿Echarla? ni hablar! ella sólo necesitó una limpieza profunda de un especialista.

Por cierto, últimamente ¿te haz puesto en las manos del especialista para que te haga una limpieza profunda? A veces es necesaria.
Foto de Maria