Hace unos dias me llegó un email pidiendo oración por una misionera que trabaja en las comunidades indígenas de Colombia. A continuación copio la carta que ella envió a su hermano J.R. residente en U.S.A. relatando lo que está sucediendo en este tiempo
Querida familia,
Les escribo para contarles una muy triste noticia. En la zona colombiana donde vivo la violencia se ha incrementado de una manera terrible. En los últimos meses los muertos se cuentan a dos por día. Se trata de aniquilamientos con el pretexto de "limpiar la tierra" que está cobrando las vidas de inocentes y culpables. El ejército está contrarrestando al terrorismo, pero desafortunadamente también está cometiendo excesos excecrables.
Hace tres días, uno de nuestros alumnos de bachillerato venía por el campo en una moto, de regreso a su casa. Había estado visitando a unos familiares en una zona cercada a su comunidad indígena. El viajaba en compañía de otro amigo de 15 años. Una patrulla del ejército los alcanzó e hizo que los mototaxistas se fueran. Luis Angel (nuestro alumno) y el otro muchacho indígena fueron torturados y brutalmente asesinados. Luis Angel era hijo del pastor Guillermo, de quien muchas veces les hemos contado en nuestros correos. Este joven estaba siendo preparado como traductor bíblico y se encontraba estudiando el grado 7, pues quería ser maestro para su comunidad. El deja a su esposa Mary Luz, de 16 años, y a su hijita Yulis Eliana de 10 meses de edad.
Demás está decirles que tanto Guillermo y su familia, como todo nuestro equipo misionero se encuentra muy conmocionado y dolido por los hechos.
Debido a que el ejército estuvo involucrado y a que se trata de un asesinato, recuperar el cuerpo ha sido toda una odisea. Gracias a Dios todo parece indicar que mañana ya lo podrán traer a Montelíbano, y de aquí lo subirán a la comunidad indígena para ser enterrado.
Les pedimos nos apoyen en oración, pues es un tiempo difícil para todos nosotros. También les pedimos para que se haga justicia, pues aunque no se le puede volver a la vida, sí es justo que el gobierno pague una indemnización para la viuda y su hijita.
También les pedimos que oren por nuestra seguridad física, ya que el pueblo está muy conmocionado. Los muertos aparecen en cualquier esquina. De hecho, ayer mataron a un señor a tres cuadras de nuestra casa, y al dueño de un supermercado lo encontraron degollado dentro del almacén.
Nosotros estamos tomando las cosas con cuidado, siempre orando y evitando salir de noche.
Les mando un gran abrazo y cuento con sus oraciones.
Gisella