Un abrazo, habla. Mientras das un abrazo no se necesitan usar palabras. Mi hijo suele abrazarme todos los días, recuesta su cabeza y antes de dejarme me dice: te amo mamá o te quiero mamá, pero yo ya lo sabía, desde que sentí sus manos, su calor alrededor mío, lo sabía. Yo le respondo: yo también te amo hijo y lo abrazo fuerte, hasta que me dice que lo estoy ahogando.
No importa si a él le pusieron una anotación en la libreta porque no hizo la tarea o por estar hablando en clase, no importa si me hizo renegar mientras se demoraba en almorzar, no importa si renegó porque no quería bañarse, no importa eso, él está aprendiendo y yo le estoy enseñando, pero mientras eso sucede el amor que nos tenemos el uno al otro no cambia, permanece y va en aumento.
Sucede que mi hijo tiene un album de fútbol y deseaba comprar figuritas, pero en realidad eso genera un gasto extra y no es algo muy necesario, así que le dijimos que era un gasto innecesario. Pero cada dos días, él volvía a pedirlo, quería sus figuritas. Después de esto traía buenas notas del colegio y con emoción nos las enseñaba, le ponían buenas notas en su reporte de conducta, luego volvía a pedir figuritas y a pesar de recibir por respuesta no, nos abrazaba igualmente y nos decía que nos amaba. Bueno ante toda esta situación simplemente no pude resisitirlo y le compré 5 paquetitos y los dejé sobre su escritorio. Cuando llegó del colegio ustedes ya se podrán imaginar la emoción al verlas, sin dudarlo preguntó quién las compró y corrió abrazarme y darme las gracias.
Después de estas cosas pensaba en Dios y en nuestra relación con él mientras leía lo que decía Jesús de nosotros los padres. Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? No nos da buenas cosas Dios todos los días? no importando aún lo imperfectos que somos, o las mil y un veces que metemos la pata, hasta hemos tomado nuestra la frase: A cocachos aprendí! A pesar de todo, El siempre tiene algo bueno para nosotros.
Y cuando yo le amo, cuando le abrazo y cuando me acerco a El, no importan aquellas cosas con las que aún estoy batallando, no importa si me quejé porque no entendí aquello que quería enseñarme y no es que esto no sea importante, es solo que en ese momento, sólo somos El y yo amándonos. Y de ese amor yo aprendo, de esa relación yo cambio, después de ese tiempo yo no seré la misma y aquellas cosas que no entendía, tienen sentido, y recobro fuerzas para pelear y salir triunfante después de cada batalla.
No importa si a él le pusieron una anotación en la libreta porque no hizo la tarea o por estar hablando en clase, no importa si me hizo renegar mientras se demoraba en almorzar, no importa si renegó porque no quería bañarse, no importa eso, él está aprendiendo y yo le estoy enseñando, pero mientras eso sucede el amor que nos tenemos el uno al otro no cambia, permanece y va en aumento.
Sucede que mi hijo tiene un album de fútbol y deseaba comprar figuritas, pero en realidad eso genera un gasto extra y no es algo muy necesario, así que le dijimos que era un gasto innecesario. Pero cada dos días, él volvía a pedirlo, quería sus figuritas. Después de esto traía buenas notas del colegio y con emoción nos las enseñaba, le ponían buenas notas en su reporte de conducta, luego volvía a pedir figuritas y a pesar de recibir por respuesta no, nos abrazaba igualmente y nos decía que nos amaba. Bueno ante toda esta situación simplemente no pude resisitirlo y le compré 5 paquetitos y los dejé sobre su escritorio. Cuando llegó del colegio ustedes ya se podrán imaginar la emoción al verlas, sin dudarlo preguntó quién las compró y corrió abrazarme y darme las gracias.
Después de estas cosas pensaba en Dios y en nuestra relación con él mientras leía lo que decía Jesús de nosotros los padres. Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? No nos da buenas cosas Dios todos los días? no importando aún lo imperfectos que somos, o las mil y un veces que metemos la pata, hasta hemos tomado nuestra la frase: A cocachos aprendí! A pesar de todo, El siempre tiene algo bueno para nosotros.
Y cuando yo le amo, cuando le abrazo y cuando me acerco a El, no importan aquellas cosas con las que aún estoy batallando, no importa si me quejé porque no entendí aquello que quería enseñarme y no es que esto no sea importante, es solo que en ese momento, sólo somos El y yo amándonos. Y de ese amor yo aprendo, de esa relación yo cambio, después de ese tiempo yo no seré la misma y aquellas cosas que no entendía, tienen sentido, y recobro fuerzas para pelear y salir triunfante después de cada batalla.
6 comentarios :
Hola, que bueno que pasé por aquí, te entiendo pues teng dos hijos que son mi cielo. Y en cuanto a Dios, pues sí, su abrazo nos da consuelo aunque no nos de lo que creemos necesitar. Bendiciones
Precioso post Jenny. Aunque mis hijos ya son grandes, igual se disfrutan los abrazos de ellos.Igual podemos recordar a nuestro Padre Celestial.
Besos.
Mi querida Jenny, no sé si has pasado a ver las frases hacia las mujeres que los bloggeros del manantial han hecho, así que como ahora ellos piden "la revancha", ja,ja,ja, sería un honor para mi blog, engalanarse con una frase tuya acerca de los varones con la cual tú quisieras cooperar.
Sin más, te mando mis cariños Jenny
Hola Gusmar e Isa!
Gracias por pasar por aqui siempre! estare pensando alguna frase para la revancha! jejeje, ya te escribo Isa!
Ah,ese abrazo de Dios que siempre necesitamos.Lindo post.Gracias por compartir.
hermoso blog, reciban muchas bendiciones desde mi blog
www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
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