Mientras estabamos en la pequeña sala con un fondo musical suave, los niños iban llegando. Las edades fluctuaban entre 8, 9 y 10 años. Conversaban, se reían, se miraban, la cumpleañera abría los regalos emocionada y agradecía por ellos. Todo estaba tranqui si no fuera por el "guachimán" que no dejaba agarrar ni un chizito de la mesa, y que ganas tenía de comer uno. De pronto hubo un poco de bulla porque llegó "la tía", una señora que al parecer estaba por los 40 y algo pero trataba de aparentar menor edad. Miró a todos los niños y animó a la dueña del cumpleaños a que cambiara de música. para bailar.
La niña no se inmutó y no lo hizo, todo continuó igual. Desde nuestro lugar en la pequeña sala, mi hija y yo observábamos tranquilamente. Al ver como transcurría todo, le dije a mi hija que iba a la casa y al rato venía a recogerla. Ella lo dudó pero dijo que si. A los pocos minutos de haber entrado en mi casa, se escuchó el timbre, era mi hija, y me dijo: Mamá "la tía" ha dicho que si no bailamos, no comemos - en realidad mostraba preocupación. Yo le dije que no le haga caso, que sólo está intentando que los niños bailen, pero nadie quiere hacerlo. Regresó al cumpleaños y a los pocos minutos mi casa empezó a estremecerse por la música, era reggaetón en su máxima expresión, pum, pum, pum. Mi esposo me miró y me dijo: Ahí está nuestra hija? - asentí con la cabeza - mejor ve por ella me dijo.
Cuando entré a la fiesta casi todos los niños estaban reggaetoneando con "la tía" como anfitriona, los niños bailaban como lo ven a hacer a sus artistas en la tele, moviendo sus cuerpos, uno que otro sensualmente y por ahí un par coqueteando (sí estoy hablando de niños) Busqué entre los niños y encontré a mi hija sentada en una silla. Su amiga le insistía que baile reggaetón con ella, pero ella le decía que no quería. Al parecer la tia tenía razón: El que no baila no come, mi hija salió sin comer torta y sin poder acercarse a la mesa por el mini guachimán.
La niña no se inmutó y no lo hizo, todo continuó igual. Desde nuestro lugar en la pequeña sala, mi hija y yo observábamos tranquilamente. Al ver como transcurría todo, le dije a mi hija que iba a la casa y al rato venía a recogerla. Ella lo dudó pero dijo que si. A los pocos minutos de haber entrado en mi casa, se escuchó el timbre, era mi hija, y me dijo: Mamá "la tía" ha dicho que si no bailamos, no comemos - en realidad mostraba preocupación. Yo le dije que no le haga caso, que sólo está intentando que los niños bailen, pero nadie quiere hacerlo. Regresó al cumpleaños y a los pocos minutos mi casa empezó a estremecerse por la música, era reggaetón en su máxima expresión, pum, pum, pum. Mi esposo me miró y me dijo: Ahí está nuestra hija? - asentí con la cabeza - mejor ve por ella me dijo.
Cuando entré a la fiesta casi todos los niños estaban reggaetoneando con "la tía" como anfitriona, los niños bailaban como lo ven a hacer a sus artistas en la tele, moviendo sus cuerpos, uno que otro sensualmente y por ahí un par coqueteando (sí estoy hablando de niños) Busqué entre los niños y encontré a mi hija sentada en una silla. Su amiga le insistía que baile reggaetón con ella, pero ella le decía que no quería. Al parecer la tia tenía razón: El que no baila no come, mi hija salió sin comer torta y sin poder acercarse a la mesa por el mini guachimán.
De hecho si el reggaeton se bailara como Alan García lo demostró hace ya un buen tiempo no estaría de moda (hasta ahora pienso porque tuvo que exponerse de esa manera) Pero la característica de este baile es la sensualidad, la sensualidad al mover las caderas, la cintura, la sensualidad al mirar, es un baile provocativo. Y ver a esos niños bailándolo no puede más que causarme dolor en el corazón.
No se si tendrán o no conocimiento de lo que hacen, pero ya a su corta edad, son sensuales, coquetean mientras bailan, (con o sin conocimiento? pura imitación?) miran seductoramente, pero a la vez siguen siendo niños. No podemos esconder a nuestros hijos en bolas de cristal tratando que no tengan contacto con el mundo y con todo lo que viene con él, Juan 17: 15, No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Podemos guardarlos, teniendo cuidado a donde los llevamos o permitimos que vayan, o lo que ven o lo que escuchan. Ellos estarán en este mundo siempre, deberán aprender a vivir en medio de tentaciones y pruebas. Con toda seguridad ahora voy a pensar dos veces si dejo a mi hija sola en alguna reunión como esta. Al fin y al cabo sólo nosotros los padres daremos cuenta a Dios por como criamos e instruimos a nuestros hijos.
No se si tendrán o no conocimiento de lo que hacen, pero ya a su corta edad, son sensuales, coquetean mientras bailan, (con o sin conocimiento? pura imitación?) miran seductoramente, pero a la vez siguen siendo niños. No podemos esconder a nuestros hijos en bolas de cristal tratando que no tengan contacto con el mundo y con todo lo que viene con él, Juan 17: 15, No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Podemos guardarlos, teniendo cuidado a donde los llevamos o permitimos que vayan, o lo que ven o lo que escuchan. Ellos estarán en este mundo siempre, deberán aprender a vivir en medio de tentaciones y pruebas. Con toda seguridad ahora voy a pensar dos veces si dejo a mi hija sola en alguna reunión como esta. Al fin y al cabo sólo nosotros los padres daremos cuenta a Dios por como criamos e instruimos a nuestros hijos.
3 comentarios :
¡Hola guapa Jenny!, me encantó leer tu blog.Muchas gracias por visitarme. Y lo que has escrito en este post es altamente preocupante para todos los padres cristianos. Entiendo perfectamente tu sentir y pesar y comprendo también por las situaciones por las que está pasando tu hija. ¡Sigh!(suspiro. Ya mis hijos la pasaron y fue muy difícil para ellos vivir en ese mundo sin contaminarse. Ya ahora en la universidad, la situación no ha cambiado, pero gracias a Dios por que han madurado y pueden comprender ¡y defenderse! de muchísimas cosas. Sé que el Señor les dará a tu esposo y a ti la sabiduría de lo alto para guiar a tu hija y Él la guardará en sus caminos.Todavía hay rodillas que no se han doblado ante Baal.
Ánimo y adelante.Muchos compartimos tu pesar, pero si oramos unos por otros, las cosas cambiarán para beneficio de nuestros hijos aunque el mundo permanezca igual o peor.
Recibe mis cariños.
Hola Isa!
Gracias por devolver la visita. Siempre es bueno para mi escuchar y en este caso leer consejos y opiniones de mujeres que aman al Señor. Sabiduría es lo que pedimos cada día a Dios, no desmayaremos! Un abrazo!
Hola!
Estoy plenamente de acuerdo con lo expuesto, y claro, así son las fiestas de niños ahora...
En cuanto al reggaetón, también concuerdo con lo que planteas, es provocativo y insta a la carne, a pesar que que no pocos cristianos lo defienden... o sea ¿de qué estamos hablándo?
Pero las cosas son así, y se dará cumplimiento a la Palabra cuando ya esté la venida de Cristo a la puerta, se manifestarán señales de perversión tremendas.
¿Que podemos hacer? Nuestros hijos no pueden salir del mundo, ni tampoco deben hacerlo; la misión de ellos es de ser luz y la de sus padres es de ser buenos instructores y, sobre todo, ejemplos vivos de cristiandad como Dios manda.
Bendiciones...
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