
La niña no se inmutó y no lo hizo, todo continuó igual. Desde nuestro lugar en la pequeña sala, mi hija y yo observábamos tranquilamente. Al ver como transcurría todo, le dije a mi hija que iba a la casa y al rato venía a recogerla. Ella lo dudó pero dijo que si. A los pocos minutos de haber entrado en mi casa, se escuchó el timbre, era mi hija, y me dijo: Mamá "la tía" ha dicho que si no bailamos, no comemos - en realidad mostraba preocupación. Yo le dije que no le haga caso, que sólo está intentando que los niños bailen, pero nadie quiere hacerlo. Regresó al cumpleaños y a los pocos minutos mi casa empezó a estremecerse por la música, era reggaetón en su máxima expresión, pum, pum, pum. Mi esposo me miró y me dijo: Ahí está nuestra hija? - asentí con la cabeza - mejor ve por ella me dijo.
Cuando entré a la fiesta casi todos los niños estaban reggaetoneando con "la tía" como anfitriona, los niños bailaban como lo ven a hacer a sus artistas en la tele, moviendo sus cuerpos, uno que otro sensualmente y por ahí un par coqueteando (sí estoy hablando de niños) Busqué entre los niños y encontré a mi hija sentada en una silla. Su amiga le insistía que baile reggaetón con ella, pero ella le decía que no quería. Al parecer la tia tenía razón: El que no baila no come, mi hija salió sin comer torta y sin poder acercarse a la mesa por el mini guachimán.
De hecho si el reggaeton se bailara como Alan García lo demostró hace ya un buen tiempo no estaría de moda (hasta ahora pienso porque tuvo que exponerse de esa manera) Pero la característica de este baile es la sensualidad, la sensualidad al mover las caderas, la cintura, la sensualidad al mirar, es un baile provocativo. Y ver a esos niños bailándolo no puede más que causarme dolor en el corazón.
No se si tendrán o no conocimiento de lo que hacen, pero ya a su corta edad, son sensuales, coquetean mientras bailan, (con o sin conocimiento? pura imitación?) miran seductoramente, pero a la vez siguen siendo niños. No podemos esconder a nuestros hijos en bolas de cristal tratando que no tengan contacto con el mundo y con todo lo que viene con él, Juan 17: 15, No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Podemos guardarlos, teniendo cuidado a donde los llevamos o permitimos que vayan, o lo que ven o lo que escuchan. Ellos estarán en este mundo siempre, deberán aprender a vivir en medio de tentaciones y pruebas. Con toda seguridad ahora voy a pensar dos veces si dejo a mi hija sola en alguna reunión como esta. Al fin y al cabo sólo nosotros los padres daremos cuenta a Dios por como criamos e instruimos a nuestros hijos.
No se si tendrán o no conocimiento de lo que hacen, pero ya a su corta edad, son sensuales, coquetean mientras bailan, (con o sin conocimiento? pura imitación?) miran seductoramente, pero a la vez siguen siendo niños. No podemos esconder a nuestros hijos en bolas de cristal tratando que no tengan contacto con el mundo y con todo lo que viene con él, Juan 17: 15, No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Podemos guardarlos, teniendo cuidado a donde los llevamos o permitimos que vayan, o lo que ven o lo que escuchan. Ellos estarán en este mundo siempre, deberán aprender a vivir en medio de tentaciones y pruebas. Con toda seguridad ahora voy a pensar dos veces si dejo a mi hija sola en alguna reunión como esta. Al fin y al cabo sólo nosotros los padres daremos cuenta a Dios por como criamos e instruimos a nuestros hijos.