Agua fresca en los espejos

Vinka Jackson es psicóloga y tiene una hija que, dice, la ancla siempre a la tierra. Esta es la historia de una mujer que de niña fue abusada sistemáticamente por su padre. Es la historia de su dolor y de su sanación. Vinka Jackson ha escrito la memoria de su infancia para alertar.


Esta es parte de la entrevista, pero puedes leerla toda en Entrevistas.com


¿Por qué escribiste tu historia?
Lo hice motivada por otra gente, no se me habría ocurrido a mí. El primer estímulo fue mi hija.


Tienes 39 años, ¿cómo has hecho para salir de toda esa memoria?
¿Cómo hice para no meterme un balazo? La tentación para desaparecer ha existido, claro, de pronto te arrolla la memoria, el dolor y la idea de no estar aquí. Le pasa a mucha gente. Afortunadamente tuve una hija muy joven y ella me amarró a la tierra. Desde chica me di cuenta de que había gente muy fuerte y que también somos muy frágiles. Yo hacía bromas: si uno mide un metro y medio y solo pesa cincuenta kilos cómo sostener todo esto. Te cansas, claro. A veces tienes ganas de bajar los brazos y de morirte y de descansar y dices: si existe el cielo, ojalá me vaya para allá.


¿Por qué los niños no denuncian? Tú tenías una mamá, una nana…
Creo que los niños… creo que hay una necesidad de pensar que los papás son buenos, que tienen la razón… además te lo dicen: que lo hacen por tu bien… y por otro lado hay una necesidad de proteger, porque si lo cuentas lo matan, lo muelen, no sé… hay miles de fantasías y los niños no quieren ser responsables del dolor de sus padres. Es difícil entender todo esto. Pero también hay un componente muy fuerte de miedo. El adulto amenaza, la coerción es por la vía del miedo y de la violencia que logra todo.


Hay una serie de síntomas en los niños que son abusados. Tú eras una niña que se orinaba en la cama, no comías porque relacionabas...
Así hablé. Siento que los niños hablan así, con el cuerpo. Los pequeños tratan de decir las cosas. Hay niños que no duermen, que no comen, que quieren ir a la casa de un tío y es por algo. Uno tiene que poner atención a las señales, quizá no te dicen con las palabras que uno quisiera escuchar, pero sí te piden auxilio. Lo dicen de muchas maneras, incluso con dibujos.


A tus cuatro años tenías infecciones urinarias, por Dios, cómo no se dieron cuenta.
Por algo no come, por algo llora, por algo no quiere. Desde ese lugar uno dice: “miren, algo está sucediendo”. En todos los gestos los niños hablan, es muy raro que los niños muy chicos generen síntomas a propósito de nada, no quiero decir que siempre sea producto de un abuso sexual, pero cuando el cuerpo se expresa es porque hay dolores dando vueltas.


¿Has perdonado a tu padre?
Sí, de hecho tuve un sueño hace poco y lo tomé como un mensaje del inconsciente. Soñé que bailaba con él, en un típico baile de graduación que nunca tuve, con una canción de Norah Jones. Estaba bailando con un papá, papá, cero rollo de por medio, cero tensión, con la mirada muy limpia. Fue un sueño corto, pero muy emocionante. Me desperté en la madrugada pensando qué bueno, qué bueno por los dos. Donde quiera que él esté, qué bueno. Ayuda mucho no estar enojada con la gente que se ha ido.


Vinka, ¿qué es el perdón?
Una liberación, es soltar, dejar ir. No es olvidar, no es exonerar, no es amnistía ni amnesia. Es bueno bajar la carga. El perdón siempre te libera y al final es un regalo para uno mismo. Perdonar a otros se me hizo más fácil que perdonarme a mí, pero con la práctica ya lo estoy logrando. Ahora soy más compasiva conmigo misma. La mayor parte de cosas de que tenía pendiente, esas cosas de por qué no peleé más, porque no dije antes y toda esa sensación de culpa se ha ido aquietando. Estoy reconciliada con esos temas.

2 comentarios :

Karel Golcher dijo...

Wao! Qué tremendo testimonio! Gracias por compartir esta entrevista.

Jenny dijo...

Hola Karel!
Cuando lei esta entrevista no habia duda que debia compartirla, quiza ahora deberia buscar el libro.
Saludos!